El parque del Capricho se encuentra en la avenida de la Alameda de Osuna s/n
Abierto sólo sábados y domingos
De octubre a marzo de 9h a 18.30h
De abril a septiembre de 9h a 21h
Este parque fue mandado construir por la Duquesa de Osuna entre 1787 y 1839. Cuenta con una superficie de 14 hectáreas. Está considerado uno de los parques más bonitos de la ciudad, podemos destacar el Templete, el Palacio o la Fuente de los Delfínes y las Ranas.
Se le atribuyen referencias inglesas, francesas e italianas, de la época en que fue construido, las cuales son reflejo de las influencias artísticas de los diseñadores del parque. Se trata del único jardín del Romanticismo que existe en Madrid. Muestras de ello son el laberinto de arbustos, los edificios, como el palacete, la pequeña ermita, o el hermoso salón de baile, además de los riachuelos que lo recorren y estanques, donde se pueden encontrar cisnes y patos.
María Josefa Pimentel, duquesa de Osuna (1752–1834), casada con el noveno duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, fue una de las damas más importantes de la nobleza de la época, y mecenas de artistas. En 1783 compró un terreno en las afueras de Madrid para construir una finca de recreo.
La duquesa mandó construir estanques, que conectaban el canal principal que recorre el parque con el salón de baile, donde tenían lugar las fiestas que daba. Además, hizo plantar miles de ejemplares por todo el lugar de su flor favorita, la lila.
En la invasión francesa de 1808, el recinto pasa a ser propiedad del general francés Agustín Belliard, quien parece ser que utilizó las instalaciones para sus tropas. Posteriormente, tras la retirada del ejército francés, el lugar volvió a manos de la duquesa, quien llevó a cabo una reforma. Se repoblaron arbustos, y se construyó el casino de baile o palacete mencionado. También se levantaron columnas y relieves que se consideran representación de las cuatro estaciones, primavera, verano, otoño e invierno.
En 1834, tras la muerte de la Duquesa de Osuna, la propiedad del recinto llegó a su nieto, Pedro Alcántara, quien encarga nuevas construcciones, como una zona de exedras en la Plaza de los Emperadores, dedicadas a su abuela, que como el resto, se encuentran rodeadas de abundante vegetación. Tras la muerte de Pedro Alcántara, es cedido a su hermano, quien lo descuida enormemente, acabando subastado 38 años después.
Durante la República fue declarado Jardín Histórico. Durante la Guerra Civil, se construyeron en el Jardín varios refugios antiaéreos subterráneos. En los alrededores del palacio emergen restos de respiraderos de los refugios. En 1943, fue declarado Jardín Artístico.
Tras décadas de abandono, en 1974 fue comprado por el Ayuntamiento de Madrid, y en 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural.