Calle Marqués de Casa Riera, 2
Más programación, información y entradas en www.teatrobellasartes.es
EN CARTEL
Jon Plazaola
Agustín Jiménez
Rebeca Sala
Mara Guil
Miércoles a viernes a las 20:00h
Sábados a las 19:00h y 21:30h
Domingos a las 19:00h
Estamos en la ciudad de Los Ángeles, el día que se celebra la ceremonia de los Premios de la Academia, los Oscar; concretamente, en un modesto motel a las afueras de la ciudad, en la habitación
que servirá de escenario único, y donde a través de una cristalera se ve, a lo lejos, el gigantesco cartel de Hollywood. Aquí llegan Óscar Manzano, un joven director cuyo cortometraje ha sido
nominado a los premios, acompañado, ni siquiera él sabe muy bien por qué, por el ministro de Cultura Guillermo Barrientos, y la ministra de Hacienda Irene Navarro. Entre continuos rifirrafes de
los dos políticos, que no se soportan, y a pocas horas de empezar la ceremonia, se presenta en la habitación de Óscar la joven Pauline, una “escort girl”, contratada a escondidas por Guillermo
para que finja ser la novia de Óscar durante la gala y la alfombra roja...
Este imposible grupo de cuatro vivirá la noche más loca de sus vidas en ese aislado motel, encontrándose y desencontrándose en algo que nos une a todos: nuestros sueños y todo lo que perdemos en
el camino a conseguirlos.
EN CARTEL DESDE EL 27 DE JULIO
David Gutiérrez
Beatriz Rico
Miércoles a viernes a las 20:00h
Sábados 19:00h y 21:30h
Domingos y festivos a las 19:00h
Palabras encadenadas" es, si se quiere leer así, la historia de un psicópata y su(s) crímen(es), ¿han existido realmente, han sido "ensayos" para el único crimen que deseaba perpetrar, forman parte sólo de una macabra broma? Pero desvela también la imposibilidad de marcar límites entre la locura y cordura, entre verdugo y víctima. Sabiamente Galcerán construye la pieza de forma milimétrica, graduando la información que nos permite el desvelamiento de las verdaderas relaciones que unen a los personajes. Paso a paso, la historia se hace más compleja y el afloramiento de cada nueva verdad sigue un cuestionamiento, de modo que se genera una nueva incertidumbre. Lo que hubiera podido ser una simple propuesta moral, todo lo emocionante que se quiera, pero lastrada por una clara toma de partido, que nos hubiera impedido a simpatizar directamente con la víctima y sentir repugnancia por el verdugo, queda convertido en un ambiguo interrogante sobre la condición humana, gracias a un hábil escamoteo, que no es otra cosa que la muestra de que ser un torturador y no torturado sólo depende de tener el poder de elegir el papel y contar con los recursos necesarios para representarlo con éxito.